Escritorxs y no escritorxs vivimos en un mundo enfermo y amenazado por:
- Ampliación de las redes del terror político (terrorismo internacional) y guerra atmosférica masiva. Guerras perpetuas, silentes y hetero-localizadas. Violencia estructural de estado.
- Devastación ecológica, megaurbana, socioeconómica y geopolítica, etc. Vida en los grandes basurales, etc.
- Ajusticiamiento democrático (es decir, justificado intrasistema o autojustificado): aniquilación sistemática industrial y jurídica del enemigo. Democracia del doble rasero externo (respecto del adversario político) e interno (del aliado económico).
- Fin de los tiempos: triunfo definitivo del capitalismo y el modelo democrático liberal, etc.; o regreso a las utopías o reducción al mínimo de las mismas en la modernidad opositora (remotorización de la historia).
Extractamos algunos de estos venenos (de este artículo) y añadimos:
- falta de confianza en las narrativas de los medios, el capitalismo lo ha podrido todo
- la despersonalización de las voces y la fragmentación de la realidad
- la sobremadurez lectora; o la infantilización del lector a base de ficciones acartonadas, reaccionarias
- las pruebas de fuego -rupturas, oclusiones- sobre la capacidad narradora que se han venido imponiendo a lo largo del siglo XX
- el apocalipsis inscrito en la noción de progreso
No es fácil abstraerse de tanta amenaza y, aún así, proponer.
En este programa hemos hablado con Javier Avilés, autor de Constatación brutal del presente, un libro con una excusa post-apocalíptica que nos hace plantearnos muy en serio la necesidad/capacidad de seguir narrando y recreando ficciones.
También hemos entrevistado a Claudia Apablaza, a cuenta de su libro Diario de las especies, en donde son otra clase de terrores los que acosan a la voz narradora: búsqueda de identidad, liberarse del «padre»… También de otras facetas de su trabajo, por ejemplo dando talleres a futuros narradores en Laboratorio de escritura. ¿Sufren los aspirantes ese terror?
Hemos hablado, con uno y otra, de sobre cómo conseguir completar, a pesar de todo, un libro.